El consumo de las diferentes drogas ha ido en aumento en nuestro país en los últimos años, como ejemplo, el consumo de cocaína ha aumentado multiplicándose por 1,5 entre la población de entre 15 y 64 años entre 1995 y 2003, y en el resto de drogas los porcentajes varían, pero siempre en aumento.
Las áreas que afecta el consumo de drogas no se limitan a las relacionadas con ell riesgo de sufrir enfermedades o trastornos mentales, sino que se amplía a las áreas funcionales de la persona como son el ámbito laboral (perdidas de diferentes empleos), académico (abandono de estudios), social (perdida de amistades “sanas”), afectivas (perdida de pareja) y familiares (conflictos) y problemas de índole legal (robos, etc).
Es un momento determinado, cuando el adicto decide dejar de consumir drogas. Este momento coincide con algún acontecimiento externo generado por su conducta (el conyuge decide dar por terminada la relación, etc). Durante los primeros momentos se resiste a un cambio de vida, o bien insiste e intenta convencer a su entorno que va a cambiar por si mismo y sin ayuda. Esto no es posible, ya que la adicción, como enfermedad requiere de una intervención multidisciplinar que ayude a que la motivación persista y pase a una motivación interna, esto es, que la decisión de dejar las drogas y cambiar de vida sea generada por un convencimiento de que es bueno para él, independientemente de que finalmente su relación de pareja continúe o no.
Cabe destacar que esta decisión inicial, denominada “ventana de oportunidad” tiene un tiempo limitado, por lo que es imprescindible que la familia o entorno cercano busque los recursos adecuados para realizar el tratamiento del adicto.